El escándalo de Leire, Aldama y Dolset: el esperpento deja paso a la astracanada

La política española sigue adentrándose en territorio desconocido, con el 'bajuneo' sustituyendo cualquier posibilidad de debate formal

04 de junio de 2025 a las 19:02h
Leire Díez, en su comparecencia ante los medios este miércoles en Madrid, antes del incidente de Aldama y Dolset.
Leire Díez, en su comparecencia ante los medios este miércoles en Madrid, antes del incidente de Aldama y Dolset. CHEMA MOYA / EFE

"¿Y hoy, qué toca?", es la pregunta con la que se levantan millones de ciudadanos. Cuando el PSOE decidió que no había perdido –al menos no exactamente o no del todo– las elecciones generales que se celebraron hace casi dos años, que pretendía encabezar una autodenominada 'mayoría de progreso', se hizo evidente que se abría un período tremendamente complejo –¿en qué momento 'complejo' se convirtió en una especie de eufemismo de 'complicado'?– para la política española. Cualquier duda se disipó durante todos esos meses que transcurrieron desde las propias elecciones hasta la formación de gobierno, ya a finales de 2023, un tiempo de búsqueda de los necesarios apoyos de investidura con peticiones al borde del 'unicornio' por parte de nacionalistas y secesionistas.

Desde el pacto de investidura y hasta ahora la situación no ha hecho sino degenerar. Si por entonces, los intentos denodados del PSOE de dar credibilidad de progreso al Gobierno y sus apoyos externos, de hacer pasar como partidos progresistas al PNV y, ya, en el colmo de los colmos, a una formación como Junts que, como dicen en la sanidad, al final 'ha dado la cara' –la cara filofascista–, provocaban estupefacción en determinados sectores de la opinión pública, no necesariamente de derechas, año y medio después, con el espectáculo protagonizado este miércoles por Leire Díez, Víctor de Aldama y el empresario Dolset, en un acto que ha acabado a empujones, sencillamente se ha logrado escribir esta legislatura un nuevo esperpento, uno más, de muchos quilates.

Como si de Tamara, Leonardo Dantés y Arlequín se tratara –en realidad a estos tres personajes casi hay que pedirles disculpas por citarlos–, Leire, Aldama y Dolset han protagonizado un nuevo episodio 'non plus ultra' de la democracia española, que lleva ya tiempo moviéndose en un territorio ignoto, en el que sencillamente Valle-Inclán habría arrojado la toalla, apagado la luz y mandado a casa a Max Estrella y don Latino.

El abuso de la llamada máquina del fango, de parar a la extrema derecha como latiguillo (cuidado, este tema sí es muy serio, pero no puede ser parapeto y disculpa para todo), el continuo victimismo, el retorcimiento interesado de un chat de un mando de la UCO... son consignas de parvulario que chocan con la realidad de una España asolada por presuntos casos de corrupción, con un gravísimo problema de vivienda, en la que los trenes no funcionan, en la que sigue sin haber explicaciones del apagón (que ya hemos empezado a pagar todos, por cierto)... una España en la que el esperpento este miércoles ha sido sustituido, puede que definitivamente, por la astracanada. 

Sobre el autor

Carlos Piedras, nuevo jefe de Edición y Opinión de lavozdelsur.es, en un retrato en la redacción del periódico.

Carlos Piedras

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