El Gobierno andaluz mantiene activo hasta el 30 de septiembre el Protocolo de coordinación frente a los efectos de las temperaturas excesivas sobre la salud 2025. Esta estrategia, que se activó el pasado 16 de mayo, moviliza a varias consejerías con el objetivo de minimizar el impacto del calor extremo, especialmente sobre los colectivos más vulnerables.
En la iniciativa participan los departamentos de Salud y Consumo, Inclusión Social, Presidencia, Desarrollo Educativo, Turismo y Empleo, entre otros. Todos ellos coordinan esfuerzos para prever, detectar y actuar ante posibles olas de calor, basándose en las alertas facilitadas por la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).
Colectivos en el punto de mira
El protocolo se dirige principalmente a personas con riesgo elevado ante las altas temperaturas. Entre ellas se encuentran los mayores de 65 años, enfermos crónicos, bebés y menores de cuatro años, personas que consumen alcohol o drogas, o aquellas que viven solas o en condiciones de exclusión social.
Además, se presta especial atención a quienes toman medicamentos como diuréticos, antidepresivos, hipotensores o neurolépticos, por su influencia en la adaptación al calor. También se contempla a personas que trabajan en exteriores, realizan actividades físicas intensas o permanecen en lugares con alta exposición térmica, como centros educativos o zonas industriales.
Entre los principales objetivos se encuentran prevenir golpes de calor, insolaciones y evitar la descompensación de patologías preexistentes. El foco está puesto en domicilios de personas mayores, residencias y entornos desfavorecidos, donde ya operan programas específicos en coordinación con entidades públicas y privadas.
Niveles de alerta y zonas “meteosalud”
El protocolo divide Andalucía en áreas llamadas zonas de meteosalud, definidas por la AEMET, que permiten prever riesgos térmicos con mayor precisión que a nivel provincial. Cada día se calcula el nivel de alerta para estas zonas y para cada provincia, en función de la previsión de temperaturas extremas.
Existen cuatro niveles de riesgo: el nivel 0 (verde) indica ausencia de peligro; el nivel 1 (amarillo) señala un riesgo bajo; el nivel 2 (naranja) corresponde a un riesgo medio, y el nivel 3 (rojo) advierte de alto riesgo para la salud. Estas alertas se actualizan diariamente y sirven para activar protocolos específicos en función del nivel alcanzado.
La Junta también ha reforzado los canales informativos para llegar a la ciudadanía. A través de la app Salud Responde, el servicio Ventana Abierta a la Familia, o la web ‘Verano y Salud Andalucía’, los andaluces pueden acceder a consejos y recomendaciones para combatir el calor de forma eficaz.
Entre las pautas más destacadas están evitar la exposición solar en las horas centrales del día, usar ropa ligera y clara, protegerse con crema solar, sombrero y gafas de sol, así como mantener una buena hidratación y consumir alimentos frescos como frutas y verduras.
También se recomienda a quienes trabajan en el exterior moderar el esfuerzo físico durante las horas más calurosas y evitar exponer directamente al sol a bebés menores de seis meses, cuyo sistema termorregulador es especialmente vulnerable.